El pasado día 28 se hizo entrega de un documento por parte de la Marea Blanca Priego a los distintos grupos políticos de la Corporación Municipal. El hecho tuvo lugar en el Pleno Ordinario correspondiente al mes de junio y sobre todo ello, sobre cómo afectan los recortes en sanidad a nuestra zona y sobre la sanidad andaluza en sí, entrevistamos hoy a Victoria Serrano Vida, Responsable de Marea Blanca Priego.
–Victoria, ¿con qué finalidad se le ha hecho entrega a los grupos políticos de dicho documento ?
Hemos entregado un documento planteando nuestra fundada inquietud en que los planes de la Junta de Andalucía de cara a este verano no van a ser muy distintos a los de años precedentes. Nuevamente la Junta se conduce con gran opacidad no ofreciendo apenas información acerca de las sustituciones del personal sanitario y de las previsiones de cierre de camas y/o plantas hospitalarias y otras instalaciones. Recientemente hemos sabido que, como viene siendo por desgracia habitual, ningún Centro de Salud de la provincia abrirá en turno de tarde. Nuevamente se plantea el cierre de quirófanos en verano y de plantas hospitalarias, hacinando a tres pacientes por habitación… etc. Ante estas y muchas otras deficiencias es por lo que hemos presentado a los grupos políticos una propuesta de moción instándoles a que se dirijan a la Presidencia de la Junta de Andalucía, a la Consejería de Salud, a la Dirección Gerencia del SAS y a la Dirección del Distrito Sanitario, mostrándole su rechazo a estas medidas de recortes asistenciales y exigiendo a su vez que se mantenga el personal y los recursos sanitarios existentes tanto en los Centros de Salud como en el ámbito hospitalario.
–Las Mareas Blancas venís denunciando el bajo gasto que se invierte en nuestra Comunidad en materia sanitaria, ¿Cuál es la situación real de la sanidad andaluza?
La falta de transparencia informativa es uno de los grandes déficit de nuestro sistema sanitario, de manera que resulta complicado obtener datos concretos de las administraciones sanitarias y más aún si se pretende que sean homogéneos para todas las CCAA. No obstante se puede constatar cómo en el año 2016 ocupamos el último lugar en gasto por habitante de todas las CCAA con un gasto sanitario en €/per cápita de 1106 frente a los 1348€ de media, pero también ocupamos el último lugar en camas por cada 1000 habitantes y en médicos/as y enfermeros/as por cada 1000 habitantes. Nuestro grado de privatización de servicios está en niveles medios pero sigue ascendiendo, y la atención primaria es la gran abandonada. El presupuesto sanitario ha sufrido una reducción de 2009 a 2015 de 1367 millones, un total acumulado de 5199 millones. Se ha dado una reducción de 7000 profesionales, aumentando la eventualidad y reduciendo también las plazas de MIR. Comparándonos con Extremadura, que por su extensión y condicionantes socio-económicos es una de las CCAA más similares a la nuestra, su grado de privatización es mucho menor y su gasto por habitante era en 2006 de 1422 €. Podríamos dar muchos más datos pero en ninguno de los análisis, me temo, salimos bien parados.
–¿Donde recae la verdadera responsabilidad de esta situación? ¿Hay algún responsable directo?
La responsabilidad recae en varias administraciones. Es cierto el corsé presupuestario al que se ha sometido a las CCAA por parte del anterior gobierno del PP, peroéstas no se pueden excusar en las políticas de recortes del «marianismo», ya que tienen transferidas las competencias sanitarias y la gestión y financiación corren a su cargo. En este sentido, las comparaciones entre comunidades son muy significativas evidenciando que el gobierno de Susana Díaz ha brillado por su amplia ineficacia y competencia. Valga como ejemplo que en Andalucía los servicios sanitarios están gestionados y estructurados en Unidades de Gestión Clínica. Este modelo, que pretendía sobre el papel una mayor eficacia de gestión implicando a los profesionales sanitarios en la misma, finalmente se ha convertido en la cueva de Alí Babá donde se reparten entre los altos directivos sustanciosos complementos de productividad en base a conseguir la mayor reducción en el gasto. Las presiones sobre los profesionales para no solicitar pruebas diagnósticas, no realizar derivaciones a los especialistas y reducir el gasto farmacéutico se han convertido en el pan nuestro de cada día.
–Somos la segunda comunidad de mayor extensión, ¿puede ser que eso repercuta en el bajo gasto sanitario invertido o no tiene nada que ver?
En esta cuestión, es evidente que debería repercutir en el gasto sanitario. Otras CCAA poseen una estructura poblacional también dispersa, pero con muy pequeños núcleos de población con distancias medias también cortas. Esto puede permitir en ciertos casos una mayor concentración de servicios sanitarios especializados, aunque una mayor inversión en atención primaria. Sin embargo nuestros municipios son grandes y las distancias a cubrir importantes. Esto se evidenció con la muerte del torero Paquirri en el año 1984, que provocó la construcción del hospital comarcal de Pozoblanco. Desgraciadamente la administración, entonces y ahora, responden normalmente tarde, y los usuarios que padecen las deficiencias del sistema no tienen repercusión mediática. Es triste y penoso a la vez.
–¿En qué medida sufren los ciudadanos, es decir, los usuarios este déficit asistencial?
Pues las listas de espera es el efecto más directo y palpable, pero el problema es que lo llevamos padeciendo tanto tiempo que se ha convertido en algo asumido y aceptado. Hace algunos años eran noticia las agresiones a profesionales sanitarios por parte de los pacientes, provocados en su mayor parte por la exasperante lentitud. Hoy día estos episodios han dejado de ser noticia, signo de la resignación en la que se ha sumido al usuario. El servicio sanitario es cada vez más despersonalizado y el paciente no tiene un profesional de referencia que le guíe y acompañe en todo el proceso asistencial, labor que debería desempeñar el médico de familia, al que, muy al contrario, se le presiona y se le limita cada vez más en cuanto a tiempo invertido en las consultas y a la solicitud de pruebas diagnósticas. El cierre de quirófanos en verano que podría aliviar las listas de espera, las perpetúa con el objetivo de desesperar a los usuarios. Y no se debe solo a la ineficacia de los gestores, sino, a un plan consciente de favorecer a la privada.
–Y es precisamente ahora, en los meses de verano, cuando la falta de personal sobre todo en los Centros de Salud se hace más evidente, y no porque el número de usuarios disminuya, ¿qué ocurre entonces?
Los argumentos de la Junta para la reducción de servicios estivales son totalmente inconsistentes, ya que fundamentan su actuación en la menor tasa de población en verano, lo que en la mayoría de las poblaciones andaluzas es totalmente incierto. No solo la costa es receptora de población vacacional, sino prácticamente todos los pueblos del interior y el nuestro está en esa situación, sin contar con que la situación socio-económica de nuestra población impide que la mayoría de nuestros convecinos puedan disfrutar de un largo periodo vacacional fuera de su domicilio habitual. Ante este desolador panorama venimos sufriendo que en nuestro Centro de Salud se cubra el cupo de 11 médicos solamente con 5, situación que se repite en Navidad y Semana Santa, que tengamos un único equipo de urgencias con nuestra dispersión geográfica, que no funcione el servicio de “telederma” (única especialidad que se ofrece junto con ginecología) cuando el único médico responsable de este servicio está de baja o vacaciones, que dependamos de dos hospitales saturados como el de Cabra o el Hospital Reina Sofía, donde el SATSE denuncia que dejarán de realizarse 800 operaciones en el Infanta Margarita y 2400 en el hospital de la capital por el cierre total o parcial de quirófanos durante el verano.
–En este sentido, imagino además la situación en la que quedan los profesionales y las situaciones que pueden llegar a producirse…
Exacto, a todo esto añádele la sobrecarga de esos profesionales, que hace que cada vez sean más frecuentes las bajas por ansiedad y depresión. Ha sido noticia cómo los servicios de urgencias se han vaciado durante el mundial. El episodio se ha vendido como un ejemplo del mal uso que realizamos los usuarios de este servicio, porque no acudimos a ellos en casos de urgencia real. Efectivamente es así, pero provocado porque no tenemos suficiente asistencia en las consultas de primaria. Hace poco me comentaban el caso reciente de una madre que al no poder obtener cita con el pediatra tuvo que ir a urgencias con su hijo y trasladarse a Cabra para poder realizar una radiografía.
–Centrémonos en nuestra localidad, la situación del Centro de Salud de Priego es especialmente grave, y muy preocupante que la dispersión de nuestras aldeas aumente esa gravedad y su grado de complicación. De todos es sabido que llevamos años esperando mejoras sanitarias y más años aún de promesas incumplidas, ¿qué parte de culpa han tenido o siguen teniendo nuestros políticos?
Somos el desierto. El pueblo más desatendido por todas las administraciones (gobierno central, comunidad autónoma y diputación) en relación a su población. Nuestras comunicaciones son nefastas, carecemos de cualquier servicio ferroviario, somos la única población de más de 20.000 habitantes sin un CARE, o SHARE o cualquier denominación que se le quiera dar, y sin autovía (ni previsiones ya de tenerla ya que hemos sido excluidos de cualquier plan futuro que pudiera contemplarla). Nuestras aldeas incumplen la máxima establecida por la propia Junta de estar a menos de media hora de un centro hospitalario. Se nos sigue insistiendo en que por población no necesitamos más que un servicio de urgencias sin tener en cuenta la dispersión de la población que hay que atender y que con la dotación de la que disponemos es imposible, por ejemplo, que en muchos casos se pueda cumplir con el plazo de tiempo establecido en el protocolo del “código ictus”. Dependemos de servicios básicos a gran distancia, por ejemplo, el servicio de radiología no se puede prestar en nuestra localidad cuando se plantean bajas o vacaciones en el mismo y si nos referimos a la radiología dental, hay que desplazarse forzosamente a Córdoba. Es cierto que la administración local no tiene muchas competencias sanitarias, pero tampoco puede eludir su responsabilidad. Por ejemplo, el acondicionamiento de los centros asistenciales en las aldeas sí es competencia municipal y algunos de nuestros vecinos deben paliar el frío invernal con tristes e ineficaces radiadores de aceite y/o sin aire acondicionado. Esperamos que se ponga urgente solución a estos casos que ya hemos denunciado.
Por otra parte llevamos años oyendo a nuestros candidatos/as utilizar como argumento electoral su posible influencia ante administraciones superiores (diputación y comunidad) a fin de obtener inversiones que nunca llegan. No sé hasta qué punto la presión ha sido real o hasta qué punto se ha vendido humo, pero la realidad es que venimos reclamando hace ya 40 años, necesarias y urgentes mejoras sanitarias en nuestra comarca. Ya entonces prometieron que en el Centro de Salud que se crearía se daría cabida a numerosas especialidades, pero la realidad es que en los años 70/80 del pasado siglo, la Sanidad en Priego de Córdoba contaba con un Hospital (San Juan de Dios) con quirófano, camas para ingreso de pacientes, atención de partos, una Maternidad, Casa de Socorro y Ambulatorio…Creo que va siendo hora de adoptar otra actitud.
–Es increíble y muy significativo ese retroceso que señalas, pero además, desde Marea Blanca vais mucho más allá porque denunciáis incluso opacidad y oscurantismo por parte de las autoridades sanitarias, y que los recortes que se vienen repitiendo cada año en Andalucía coinciden con ese florecimiento del negocio privado de la salud. Esta denuncia es grave Victoria, e imagino que conoces la respuesta que ha hecho la Junta a raíz del comunicado donde a través de una rueda de prensa se os acusa, tanto a las Mareas como al SATSE de generar alarma sobre el cierre por las tardes de los Centros de Salud…
Los datos no los inventamos y cada vez más ciudadanos nos dan la razón en nuestra interpretación de los hechos. Venimos asistiendo a un plan muy bien orquestado desde hace años para favorecer el negocio sanitario de empresas privadas. Un ejemplo es la aprobación del Real Decreto Ley 16/2012 por el gobierno central del PP que eliminó de facto la universalidad del sistema, incluyó en el copago farmacéutico a sectores sociales desfavorecidos y eliminó muchos medicamentos como laxantes, antiácidos, algunos analgésicos y antiinflamatorios…de la financiación pública. Pero el máximo exponente de este plan lo tenemos en las listas de espera. Desde que estas empezaron a convertirse en un mal endémico, se ha pretendido poner falsa solución al problema derivando pacientes a la sanidad privada. Esta medida que podría haber sido efectiva en un momento de crisis coyuntural, es absurda cuando de lo que se trata es de un fallo estructural. Es decir, en vez de invertir en recursos propios, la sanidad pública paga por estos servicios a centros privados, con el pretexto de agilizar el servicio y usando incluso argumentos económicos. Pero, ¿cómo se puede justificar que una empresa privada pueda asumir los costes de un servicio y obtener un jugoso beneficio empresarial a menor coste que un servicio público cuando este último no tiene carácter lucrativo? Solo se puede encontrar la respuesta en la contratación opaca de los sanitarios y/o en la ineptitud de los gestores públicos. A pesar de dicha ineptitud las Mareas Blancas seguimos apostando por un modelo público, que es el único que podría permitir al usuario influir en la gestión y sobre el que se puede reclamar una transparencia imposible en un modelo privado. Ahora asistimos a la segunda fase del plan, consistente en abrir centros privados con un servicio asistencial aparentemente muy eficaz, ágil y moderno. Pongamos como ejemplo la apertura de la Clínica Quirón en Córdoba. No solo se ha construido en tiempo record, sino que ofrece servicios como iPads en todas las habitaciones, geolocalización mediante pulseras…El usuario, deslumbrado por estos signos, desconoce que las técnicas médicas aplicadas no siempre son las más novedosas ni recomendadas, ni que sus patologías serán “bien tratadas” en tanto en cuanto generen beneficios, tal como se deduce de las recientes declaraciones publicadas de la banca “Goldman Sachs”, que dice: “la curación de las enfermedades no es un buen negocio para las empresas farmacéuticas ni para su cotización en bolsa”. Por último se ha publicado hace pocos días como Farmaindustria pretende aprovechar una laguna en la Ley de Protección de Datos para introducirse en los Servicios hospitalarios y en la Atención Primaria y acceder a todos los datos sanitarios de los pacientes tratados con determinado fármaco innovador, y comprobar su utilidad. Su objetivo, entre otros, es patentar los fármacos que supongan mayores beneficios empresariales disponiendo de un gran campo de pruebas.
–¿Consideras que con toda esta información creáis alarma?, Lo digo también por el llamamiento que hizo hace unas semanas la Delegada Provincial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Mª Ángeles Luna apelando a la responsabilidad para, “no crear alarma social con un tema tan sensible para la ciudadanía”, ¿qué le dirías al respecto?
Sobre esas declaraciones de la Delegada Provincial creo que poco hay que comentar. Se retratan por sí solas. El PSOE andaluz se ha convertido desde hace tiempo en un régimen que no quiere oír voces en contra. En el mes de abril, representantes de la Coordinadora Andaluza de Mareas y Plataformas en Defensa de La Sanidad Pública a la que pertenecemos, se reunieron con representantes políticos de todo el arco parlamentario andaluz excepto con el PSOE que rechazó recibirnos sin dar ninguna explicación. Es inconcebible que el gobierno de todos los andaluces se niegue a recibir a representantes ciudadanos y a escuchar sus legítimas reivindicaciones. Creo que esa actitud desautoriza al gobierno de Susana Díaz a juzgarnos de alarmistas cuando no se ha querido ni oír nuestros argumentos
–Tal y como expresáis en vuestro comunicado, desde las Mareas Blancas perseguís concienciar a la ciudadanía ante la gravedad que supone que se impongan unos recortes que según denunciáis, esconden un deterioro de la sanidad pública con esos cierres de cientos de camas y quirófanos, además de otras instalaciones, o la marcha hacia otras comunidades y al extranjero de profesionales andaluces de la sanidad a consecuencia de la precariedad laboral, ¿cual debe ser la actitud del ciudadano ante esta situación?
Efectivamente, otro de los argumentos del SAS para no cubrir las bajas es la falta de profesionales de ciertas especialidades en las bolsas de trabajo, lo que es consecuencia de la política de precarización laboral que llevamos padeciendo de forma cada vez más intensa en los últimos 8 años. No es de extrañar que cada vez más enfermeros y enfermeras emigren al Reino Unido donde se les ofrece contratos indefinidos y con un sueldo que supera al que reciben aquí en más de 2000 € al año de media. No es la opción mayoritaria irte tan lejos de tu familia y en un entorno sociocultural tan ajeno si no es absolutamente necesario. Un camino similar siguen nuestros médicos especialistas que, cansados de cubrir bajas laborales durante años con turnos abusivos y sueldo escaso buscan fuera la estabilidad laboral. Somos conscientes de que esta lucha es una lucha de desgaste. Los movimientos ciudadanos no siempre obtienen resultados a corto plazo, pero si son constantes hacen mella. Hay signos evidentes de que estamos creando conciencia y que somos la única arma para frenar o revertir esta situación. Las declaraciones que comentábamos de responsables políticos y el nerviosismo que se observa a veces nos hacen pensar que estamos en el buen camino.
–Crees que la fuerza colectiva llevada a cabo por el doctor Jesús Candel, (Spiriman) o las propias Mareas Blancas a las que tú representas, llegarán a cambiar los años de recortes sanitarios en Andalucía?
La figura de Jesús Candel, es un caso controvertido de luces y sombras, pero sí evidencia que el movimiento ciudadano tiene mucha más fuerza de lo que queremos ver. Ya no se trata solo de revertir los recortes, sino de crear un modelo sanitario más humano, eficaz e integral.
–Finalmente Victoria, ¿Consideras que se ha abusado de la buena fe y la paciencia del ciudadano andaluz en materia sanitaria?
Hasta ahora el sistema sanitario y nosotros mismos nos hemos considerado los receptores pasivos de un modelo en el que no teníamos voz ni voto. Eso ha creado esa conciencia existencialista del usuario resignado. Ya no se trata de abusar de nuestra paciencia. Creo que entramos en una nueva era donde las personas que estamos implicadas en este movimiento pretendemos que el usuario sea parte activa y fundamental en un nuevo diseño en el que la transparencia sea una máxima real y eso no solo implica información completa y veraz sino conceder capacidad al usuario en la toma de decisiones. Somos la razón de ser de los servicios públicos y sus sostenedores económicos y vamos a dejar de ser un sujeto moldeable a los intereses políticos y económicos de turno.